Mirambel fue desde sus orígenes un núcleo estratégico por su situación fronteriza. Es quizás por ese estado defensivo, perpetuado en el paso de los siglos, que su fisionomía mantiene esa apariencia de “animal muerto, dentro de su concha”, tal y como nos recordó Labordeta que había relatado Pío Baroja en su libro “La venta de Mirambel” (1931).
Como resultado de su vasta historia al llegar nos encontramos con un recinto fortificado que alberga calles silenciosas, con el semblante de las épocas que lo habitaron. Con su arquitectura hacemos un recorrido desde la Edad Media, inmortalizada en numerosos detalles. Destacan portales históricos de la muralla, entre el que se encuentra el emblemático Portal de las Monjas, el escudo templario que corona el Portal de la Fuente, o el castillo fortificado, vinculado con la orden hospitalaria, y que llegó a contener en su interior la Imprenta Carlista en el siglo XIX. El resto de su historia aparece también ilustrada con curioso ornamentos, como el reloj solar de la Casa Aliaga, uno de los tantos ejemplos de palacio renacentista aragonés que perviven en Mirambel, o el letrero de cerámica que reza “Paseo Ken Loach”.
Mirambel ha inspirado a artistas de diversos campos. El músico Antón García Abril compuso “Los 6 preludios de Mirambel” (1984-1996); escritores como Pío Baroja y Antón Castro se han inspirado en Mirambel para escribir sus libros, y ha servido de escenario para varias producciones cinematográficas, como “Tierra y Libertad”, dirigida por Ken Loach en 1994.


Su encanto ha sobrepasado las fronteras llegando a ser mencionado en el periódico británico “The Sunday Tomes”, en el año 2022. dentro de los 20 pueblos más bonitos de España. La Asociación Los pueblos más bonitos de España, creada en 2011, lo mencionó entre los más destacados. No en vano, ganó la Medalla de Oro del Premio Europa Nostra en 1981, y ya antes, en 1980, fue declarado Conjunto Histórico Artístico.
Sin lugar a duda, en Mirambel hay mucho que ver y saborear, por su rico patrimonio gastronómico. Cabe destacar la labor de Jordi Solá, quien desde 2017 está recuperando los viñedos de altura, y ha restaurado la antigua tienda y cantina de la Casa Masas. Con todo ello, esta localidad constituye un paisaje polifónico que despierta todos los sentidos.
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