Patrimonio Natural
Norte y Sur. El tiempo geológico y el de las estaciones. El ambiente es desconocido y la sensación, sobre todo, de adentrarte en las sierras ibéricas de Teruel.
El singular relieve te marca el recorrido siempre cambiante. De las robustas muelas del Alto Maestrazgo como en Cantavieja y La Iglesuela del Cid a los profundos barrancos del río Guadalope. La luz de la sierra varía y con ella los colores de la roca caliza y sus bosques. Es el momento de la mirada minuciosa y el disfrute sosegado del paisaje. Entre las agujas de los Órganos de Montoro trotan equilibristas las cabras salvajes y más arriba, en el cielo, regresan los buitres con acrobáticos aterrizajes. Si cambias de altitud, también lo hace la vegetación que sigue tus pasos. Frescos bosques de umbría y barranco, de arces y avellanos en lo alto, pinares de silvestre y laricio.
Las cuevas y simas componen los paisajes subterráneos, de formas y brillos, destacando las Grutas de Cristal de Molinos. Caminas por el Bajo Maestrazgo donde la floración precoz del almendro, los arbustos olorosos y las plantas aromáticas cubren páramos y cultivos.
Con la luz del verano, los perfiles borrosos del amanecer, se matizan y toman sus volúmenes reales. Hace calor y conviene estar cerca de los lugares donde el agua corre fresca y alegre; son las Hoces del Guadalope o el Nacimiento del río Pitarque, hábitats de la trucha y la nutria. O por qué no, pasar la tarde donde el agua se adormece en colores turquesa en el Pantano de Santolea.
El amor a la tierra: son las masías, casas de labranza que forman núcleos familiares salpicados por el interior de las sierra. El valle de Palomitas en Villarluengo y el del Linares en Puertomingalvo, Mosqueruela y Cantavieja con poblados de masías que forman las demarcaciones en que se dividen sus términos. En ellas todavía encontrarás el sabor de lo auténtico, el sosiego, y la emoción de la charla. Y por supuesto, el consejo del masovero o de alguien que te indique la senda o el camino perdido.
En primavera y otoño los colores asaltan los páramos, los sotos, las estepas sobre multitud de especies. Descubre en estos meses los rincones del Maestrazgo profundo.
Una riqueza sin igual, con más del 40% de su territorio en la Red Natura 2000, con Monumentos Naturales como el Puente de la Fonseca en Castelleto y las Grutas de Molinos.
Un territorio de excelencia avalado por la UNESCO y por la Unión Europea al incluirlo en sus respectivas redes, la GLOBAL GEOPARK NETWORK y la EUROPEAN GEOPARK NETWORK.
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