Innovación social para el medio rural

Artículo de Consultora Europea – Miguel Angel Gracia

El concepto de innovación social está todavía emergiendo. Una de sus definiciones más aceptada señala que “las innovaciones sociales lo son tanto en los fines como en los medios; se trata de nuevas ideas (productos, servicios, procesos) que buscan simultáneamente cubrir necesidades sociales, y al mismo tiempo crear nuevas redes y colaboraciones sociales”. Por tanto, las principales etapas del proceso de innovación social serían:

  • Identificación de necesidades (poco, mal o nada cubiertas).
  • Desarrollo de nuevas soluciones para dichas necesidades.
  • Evaluación.
  • Diseminación.

Todo ello se logra mediante un proceso cooperativo (“cerebro global” o “inteligencia colectiva”) donde el papel de las TIC, y especialmente Internet y las redes sociales abren posibilidades insospechadas. De ahí se deriva el otro factor esencial de la innovación social: la participación.  Dicha participación incluye a los actores sociales, a la ciudadanía en general, a las entidades del tercer sector y de la economía social, y su enfoque es, como tantas veces, “de abajo arriba” (the bottom-up approach).  Por tanto, la innovación social lo es por sus resultados, pero también por su diseño y proceso.

La participación se articula a través de redes colaborativas, que pueden trabajar de manera transversal en numerosos ámbitos. Algunos de los más frecuentes para este nuevo modelo son:

  • Inclusión social de colectivos desfavorecidos (pueden ser discapacitados, o inmigrantes, o parados, o mujeres, o mayores, o personas del medio rural…).
  • Sensibilización y formación continuas de ciudadanas y agentes sociales sobre temas de interés.
  • Distribución de conocimiento desde donde se genera hacia donde se usa: es lo que se llama “expectativas simétricas” y “conocimiento asimétrico”, y no tiene por qué identificarse solo como una relación unidireccional y de subordinación “de lo urbano a lo rural” o “de la Universidad al campo”…

Las instituciones europeas, aunque de manera tímida (EASI, Programa para el Empleo y la Innovación Social) están profundizando en este campo, que como vemos cruza muchos ámbitos: tecnología, servicios públicos, papel de la sociedad civil y del Estado…se echa en falta en las Administraciones de nuestras zonas rurales, pero también entre los agentes sociales y stakeholders, una visión más innovadora de las cosas, la búsqueda común de soluciones, al menos a nivel de proyectos piloto, que permiten sacar a cada cual de su “zona de confort” para afrontar retos y problemas comunes que, hasta ahora, no encuentran respuesta.  Si el envejecimiento y el declive de nuestros pueblos no tienen visos de solución con las actuales herramientas, modos de interacción entre Administraciones y sociedad, ¿no habrá que dar una oportunidad a métodos y prácticas radicalmente distintas…?